Sarria

Historia de Sarria


Recibió el nombre del río que baña su fértil vega. Sarria, cabecera histórica de una extensa y fértil comarca de casi 1.000 km ² llamada Terras de Sarria, está formada por 51 parroquias y tiene casi 14.000 habitantes.

La historia de Sarria, pese a ser difícil de establecer, se remonta a la época neolítica por la constancia de yacimientos arqueológicos como enterramientos megalíticos, datados del siglo VI a.C y en los que podemos ver túmulos o mámoas y medorras (pequeños montones de tierra en las que se enterraban bajo tierra los restos), o dólmenes y menhires. Encontramos también grabados en rocas en Maside y Barbadelo, y Dólmenes en Arxemil o Vilamaior. Un dolmen es una estructura megalítica de época neolítica caracterizada por la presencia de dos grandes piedras verticales y una horizontal haciendo de tejado, con una función funeraria.

Datarían de esta época, final de la Edad del Hierro, asentamientos prerromanos, los castros, poblados defensivos situados en lugares estratégicos compuestos por viviendas redondas de piedra y techo vegetal que posteriormente fueron romanizadas y algunas perduraron hasta la Edad Media. Encontramos castros en municipios sarrianos como el de Vilapedre, Betote o Maside. El proyecto arqueológico Val do Sarria – Val do Mao dio lugar al descubrimiento en Sarria de 43 mámoas catalogadas en el Monte de Santa Mariña, junto con petróglifos.

La presencia romana en Sarria es evidente con la aparición de cerámica sigillata, cerámica típica romana de color rojo brillante, y monedas romanas encontrados en castros como el de Seteventos o Vilapedre. La Sarria romana está vinculada a la hegemonía de la ciudad de Lucus Augusti que enlazaba a través de nuestro territorio con Castro Dactonio, la actual Monforte de Lemos. Excavaciones arqueológicas revelaron la presencia romana de dos villas romanas localizadas en Vilar de Sarria y San Antolín, y también se halló una estela funeraria procedente de la primera villa que está actualmente expuesta en el Museo de Pontevedra.

 

En el año 460 los suevos pueblan estas tierras, concentrándose en las tierra do Cebreiro, Valcarce y Courel, comprendiendo la zona desde el Neira hasta el río Sil. Los suevos eran un pueblo germánico que dominó este territorio 200 años, hasta el asentamiento visigodo. En cuanto a la conquista musulmana, a diferencia de la importancia en el resto peninsular, decir que prácticamente no perpetuó en estas tierras, no encontramos apenas rastros arquitectónicos ni topónimos locales.

En el primer período medieval se consolida el Condado de Sarria, y es que a partir del siglo X se vincula a la villa el título de “Comes in Sarria”, Condes de Sarria.

Es en este período cuando se producen las primeras peregrinaciones a Santiago por el Camino Francés. Es también en este siglo cuando Gutiérrez Ruiz de Castro adquiere el señorío de Lemos y Samos al casarse con Elvira Osorio, y es en ese momento cuando se funda la Fortaleza de Sarria, que explicaremos posteriormente.

A raíz del descubrimiento del Apóstol comenzó el gran movimiento de peregrinación a Compostela, Alfonso IX, o Enrique II, rey de Castilla, estuvieron en Sarria haciendo parada mientras llegaban a la ciudad de Santiago. Decir que el camino francés se remonta al siglo IX, y es una de las tres grandes rutas de la cristiandad junto con los romeros a Roma, los palmeros a Jerusalén y la santiaguera o compostelana, la del Camino de Santiago. Esas peregrinaciones reforzaban la fe cristiana en un momento de asedio musulmán.

El Camino de Santiago es el motor por el que surgen hospitales, ermitas, puentes, mesones. Decir que se documentan hasta once hospitales en lo que es hoy el Concello de Sarria, 9 de los cuales estaban en pleno camino.

Es en esta época también cuando aflora la construcción de monasterios de importancia como el de Santo Antoniño de Sarria o el de Santo Estevo de Calvor, todos bajo tutela del Monasterio de Samos. Eso hizo que hubiera una mayor explotación de tierras y cultivos, haciendo crecer la villa de Sarria.

En parroquias sarrianas como Louseiro y Froián existían posesiones señoriales vinculadas a los reyes, es decir, la riqueza de esta villa se extendía por toda la comarca.

A finales del siglo XII se funda Vilanova de Sarria gracias a la carta puebla que le dió Alfonso IX, rey de Galicia y León. Señalar que Alfonso IX moriría en Sarria el día 24 de Septiembre de 1230, víctima de una grave dolencia que le sorprendió cuando peregrinaba a la tumba del Apóstol para der gracias por la reconquista de la ciudad de Mérida. En la sucesión de su reinado, las tierras de Galicia, León y Castilla se unifican bajo el mandato de Fernando III el Santo, motivo por el que nunca han vuelto a batallar entre ellas.

En el año 1280, durante el reinado de Alfonso X (1252-1284), Sarria ya tiene completada la estructura de la villa, contando con dos iglesias como eran San Salvador y Santa Mariña la antigua, el monasterio de la Magdalena, y las ermitas de Santiago do Mercado y Santa María de Barbadelo.

La villa se convierte en feudo cuando el rey Pedro I le concede a don Fernando de Castro las Pobras de Sarria en 1360. A Pobra de Sarria, A Pobra de San Xillao, A Pobra de Adai, A Pobra de Neira de Susao y a Pobra de Triacastela. Para gobernarlas se crea en Sarria un «merino mayor» y «merinos subalternos» en cada una de las dichas pueblas. En el año 1366 se vinculará con el Condado de Lemos pasando a tener carácter hereditario. La influencia del condado crece al tener jurisdicción sobre las conocidas como "Cinco Pobras". Desde el siglo XV, que se le concede a Don Pedro Álvarez Osorio el título de conde de Lemos, la historia de Sarria estará vinculada a esta dinastía hereditaria,

Debido a su importancia política, en Sarria se construirá una fortaleza, y en tierras aledañas encontramos castillos documentados como el Castelo dos Infantes o el de Louseiro, lugares desde los cuales señoreaban familias hidalgas, dueñas de pequeñas jurisdicciones.

La Primera Revolta Irmandiña no afectó directamente en las estructuras de la villa de Sarria, mientras que la segunda, conocida como la Gran Revolta Irmandiña sí que tuvo incidencia directa en estas tierras, igual que pasó en el resto de territorio gallego. Galicia era territorio de grandes señores, la mayoría pertenecientes a la nobleza castellana, y numerosos campesinos.

En 1431 se inició una revuelta en las comarcas de Betanzos y Pontedeume contra el señor de Andrade. Se acabó con la rebelión pero en 1467 estalló la Gran Guerra Irmandiña, que duró dos años. Debido a años de malas cosechas, pestes y maltrato señorial, diferentes grupos sociales, desde campesinos a gentes de Ciudad, baja nobleza y hasta bajo clero (hay constancia de ayuda económica), se alzaron contra el poder señorial.

Los linajes de Lemos, Andrade y Moscoso fueron los más afectados debido al poder que ostentaban, ya que eran el principal objetivo de la revuelta. En un primer momento, parte de la nobleza que sufrió la ira de los irmandiños huyó a Portugal o Castilla.

En 1469 Pedro Madruga, noble, inició un ataque desde Portugal con el apoyo de nobles y el arzobispo de Santiago de Compostela. Las tropas feudales, con mejor maquinaria de guerra, (las tropas de Pedro Madruga usaban modernos arcabuces), vencieron a los irmandiños y mataron a sus líderes, siempre respaldados por los reyes de Castilla y Portugal, y aprovechándose de la división de las fuerzas irmandiñas. Tanto la Guerra, con la destrucción de la Fortaleza de Sarria, como la victoria posterior de los nobles, caracterizada por la reconstrucción de castillos y fortalezas, afectaron a estas tierras.

En el año 1503 Don Fernando de Castro es nombrado Marqués de Sarria por los Reyes Católicos. Don Dionís de Castro funda a finales del siglo XVI el Hospital de Santo Antón, para la atención de peregrinos que volvían de Santiago,

El descenso de las peregrinaciones a Compostela trajo un largo periodo de decadencia para la villa. En el siglo XVIII Sarria contaba solo con setenta casas en la villa y unos pocos comercios (taberna, obrador de velas de sebo, una carnicería y una abacería, tienda o almacén donde se vendía al por menor aceite, vinagre, aguardiente, bacalao, legumbres secas, etc). La suma de todas las parroquias no reunía más de 350 personas.

En 1794 se crea la «Escuela de Primeras Letras» con cargo a las rentas del Hospital de San Antón. Se amplía la jurisdicción de Sarria, abarcando los Partidos de Andaduría, A Veiga, Ferreiros, Sobre da Riba, Froían y Lobataira.

En el s. XIX durante la invasión francesa hay un saqueo de iglesias. También exigen grano y dinero. La creación del Concello Constitucional y el Partido Judicial de Sarria en 1820 suponen una gran modificación del régimen administrativo.

La Desamortización de Mendizábal (1836-1837), en la que se expropiaban bienes eclesiásticos para subsanar las arcas del Estado, traerá como consecuencia la desaparición de la vida comunitaria en el monasterio de la Madalena (la subasta de rentas y tierras de los monasterios, fueron mayoritariamente adquiridas por la burguesía emergente).

Las guerras carlistas tuvieron una fuerte incidencia en la comarca de Sarria, ya que esta zona fue una de las que tuvo presencia de partidas, en especial la del llamado «Souto de Remesar». Se llegó a declarar estado de guerra en noviembre de 1839. Las guerras carlistas fueron una serie de contiendas civiles que tuvieron lugar en España a lo largo del siglo XIX. Aunque la principal razón de la lucha fue la disputa por el trono (Fernando VII – Carlos María Isidro), también representaron el choque de ideologías políticas de la época. Los carlistas —que luchaban bajo el lema Dios, Patria, Rey— encarnaron la oposición más reaccionaria al liberalismo, defendiendo la monarquía tradicional absolutista, el catolicismo conservador y el foralismo. Geográficamente, sus partidarios predominaron en la mitad norte de España, especialmente en el País Vasco y Navarra —sus focos más importantes—, el norte de Cataluña y el Maestrazgo, entre Teruel y Castellón. Pese a que Sarria estaba fuera del foco principal de incidencia, fue de las zonas gallegas con más presencia carlista.

La apertura de la carretera de Lugo a Valdeorras, hacia 1850, y la llegada del ferrocarril en 1880, supusieron un gran impulso para el desarrollo de la comarca, potenciando el comercio y la salida de los productos naturales. La villa se expande por la vega y nacen nuevos barrios (San Lázaro, A Estación, As Casetas..,) en los que se asientan preferentemente gentes foráneas que establecen almacenes y pequeñas industrias.

En 1896 se instalan en Sarria los Padres Mercedarios que inauguran las Escuelas Públicas, donación del filántropo sarriano don Matías López. Su viuda, Marquesa de Casa López, crea el Hospital Municipal, en Campo de Outeiro, inaugurado en 1909.

La actividad comercial e industrial de la villa va en aumento, y a principios del siglo XX ya alcanzaba una población de 1500 habitantes. Se abren nuevas calles y se empiezan a exportar productos, sobre todo los relacionados con el ganado (como carne o chorizos), y con la labor agricultura, (con la venta de patatas o castañas). En 1915 llegará la electricidad a Sarria, y poco después la traída de aguas.

Los períodos de la Dictadura de Primo de Rivera y la II República traerán consigo el aumento de escuelas, carreteras y la urbanización de la villa. Decir que la Guerra Civil (1936-1939) tuvo incidencias directas en Sarria, y es que es a partir de los años 40, cuando hay un declive poblacional debido a la migración de sarrianos a otros puntos del país, mientras que a finales del siglo XIX y principios del XX América era el destino que más frecuentaban, en los años 50, países europeos como Suiza o Francia, influenciados por la guerra, o territorios como Catalunya o Madrid, fueron los nuevos hogares de muchos sarrianos que buscaron una prosperidad económica.

A partir de los años 60, la factoría de cementos de O Oural marcó el inicio de un proceso industrializador, apoyado en la construcción y en la industria del mueble, que junto con el regreso de emigrados hizo despegar la economía sarriana a partir de los 70 y 80, con un proceso a su vez de modernización del sector agrícola y ganadero.

​La puesta en funcionamiento de nuevos centros de enseñanza como los Colegios Públicas en Sarria y Oural, el Colegio de la Asunción o el de la Merced, y los Institutos de Bachiller y FP, junto con las dotaciones de Residencia de Ancianos y un Centro de Disminuidos Psíquicos, y equipamientos de ocio y deportivos, harán que Sarria crezca y se convierta, de nuevo, en ese centro neurálgico y dinamizador de servicios

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